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Despues de no existir...

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                        Después de no encontrar tu aposento, de no ingerir la residencia de tu latido, de esquivar el plural encontronazo del baño. después de no existirnos juntos, después de condenar la noche, la noche a quien le acredito lo mezquina fue. Después de no existir, de maldecir al muro de palabras, de guardarle rencor a tu búsqueda, de clavar la cercanía con mudez. Se nos ha vuelto entrañable se nos ha vuelto misterio la vuelta a enderezar los asuntos, nos matamos a menudo, nos distanciamos a cercas nos merecemos y nos perdemos. Se nos ha vuelto distinto, lo que tú y yo conocemos, nos despeinamos dejamos que el beso se no olvide.

Hay abrazos

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Hay abrazos semejantes al calor, de los cuales un atardecer carece de valor, hay abrazos que me son permitidos, unos por la circunstancia, y otros por la colmena que existe en el corazón. ¡Hay abrazos! Y hay algo que está totalmente claro, veo el reloj y las agujas se vuelven lentas. Podría acercarme con un simple recordatorio, sabiendo que el silencio no carece de amor, sabiendo que en el abrazo no trabaja la soledad. ¡Hay abrazos! El de ayer lo fue... Y el de mañana acabaría pasado mañana. Cuantos abrazos y cuanto besos te daría, cerrando los ojos, aullando en voz baja, suspendiendo los latidos o quizás acelerándolos. Hay abrazos y cuantos de esos te daría.

Esta noche Sorprende

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Esta noche sorprende, no es la oscuridad, ni la angustia de verte desnuda, no poder ver con ojos de águila el destino de un cuerpo recorrido, ni la ausencia de luz a la que quisiera, para hacer la reunión correcta de tus labios. Es a tu fosa, es a tu boca en la cual yace una tierra en donde enterrar un placer. Esta noche sorprende, por como ensaya y participa, te hace notar, no porque te pueda ver, es porque el atardecer se empecino, en que te veía en sus colores. Esta noche sorprende, no por tu boca diminuta, es por querer hospedarme en ella, no por tu nariz de espiga, es porque corriges el sonido de un grillo descarrilado. Esta noche sorprende, y todo es inútil mientras duermes, es como si fuera un llamado entre ferrocarriles, y parte de mí, titubea   para cerrar los ojos, porque existe la urgencia de ambos. Humberto Velásquez Jiménez

Dime hoy

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Dime hoy que rumbo tomar, dime como ejercer poder, ante el trono de tus orgullos, y tus labios pegajosos. Dime hoy, no más mañanas, solo di una sola palabra, no disfrazada, maquillada, empolvada, haciendo exhumar, la paciencia que poco habita, y afloja desde mis ojos. Dime hoy que dos palabras existen, no de viejas, no de ligeras. Dime: un te amo a partir de ahora, después de una ruptura del día,  hacia el crujir de las nubes en mis entornos divididos. A partir de ahora dime, tan solo dos palabras, que no se ahogan en los ecos, ni se quemen junto al entusiasmo, de verlas apoderadas del propicio ambiente. A partir de ahora haz que tus dos, palabras se hagan manifiestas.

Tengo unas ganas

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Tengo unas ganas de ver una velada de amantes, que por un rio rueden los pétalos, y que la tarde no sea la misma, y la noche que cayó la haya reclamado, que el día se haya involucrado conmigo, así como yo lo hice con Dios de mañana. Tengo unas ganas, de seguir siendo torpe, que el estigma de niño no se vaya por los hijos. que la esposa haga sus rondas de inseguridad, y que los hijos se me escapen, me tire a los charcos y proclame obras de teatro con ellos. ¿Acaso vendrías? para cubrir estas ganas con demasía, para cubrir mí pecho de tu pelo el cerezo, y tu nariz atraviese el cielo como una secuoya. Tengo unas ganas, de ir, tu y yo, a cazar la seducción. a cazar con la especia del amor, de hacernos una alianza de piernas, y tengamos la osadía de caernos al abismo, con estos días de lluvia en noviembre. Humberto Velásquez Jiménez 08/11/2019

Alguna vez

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Estaba yo buscando de noche, descendiendo y casi ciego busque su espalda, suave en cualquier roca de años. Estaba yo, alguna vez entre el toque y tu beso que ablanda, y me unte de tus labios, de unos con importancia, esos que contagian a mis próximos, esos que contagian y surten al mundo, y nadie sino tú misma, fue a quien le quise dar mi sustancia, rebelarle todas aquellas profecías. ¿te parece bien que te amé? que adivine tus miedos que yo este cuando el sueño sea escaso? cuando los ojos se encuentren derribados? que sea prematura la mañana, y me participes la idea de un vaso con agua, y yo me sacuda con un té de tilo a la vez. ¿para esto he vivido? para que alguna vez me hayan dicho padre, es así como lo dice mi corazón amordazado, así lo dice ese subterráneo sentimiento, que exprime todas tus inteligencias que me alentaron amarte, aletear como lo hace el águila de tu gusto privado. Alguna vez te quise entera, aun