Camino

Camino en tus pestañas, salto de una en una en ellas, luego me subo arriba, en tu pelo, en la multitud de sus árboles lleno de hojas, me pierdo en ese laberinto, y no necesito que alguien me rescate. Camino en sus manos, me quito cuando ella da sus palmadas, pero es necesario que me toquen cuando yo las recorro. Camino en sus ojos de vidrio, en sus ojos de lunas, tanto que me resulta cortante la verdad, y a la vez distante llegar. Camino por todo lo que te pueda ver, y es como los copos de nieve, cada tanto encuentro uno nuevo, sin poder encontrar uno repetido. Humberto Velasquez Jimenez 24/3/2016 3:30 p.m.