Porque
Porque si somos sostenidos
íntimamente,
nos apodera el sonriente
tiempo,
que por pura atracción suya
firma los cuerpos con una
anti-gravedad horizontal.
Porque tus manos en el
ademan justo del adiós,
se encierran esos signos
interrogantes.
Aquellas manos que se
escudan del tacto breve.
Porque se vale el porqué de
nuestras,
mentes cargadas.
Porque el reloj llena sus
apetitos,
de nuestras manos,
las ultimas que se tocan y
se exhalan.
Porque el tiempo no se
dobla,
aquel llamado intangible,
que a nosotros nos toca,
aquel que lo trama si
salvarnos podemos.
Humberto Velásquez
14-4-2013
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