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No sé como envejecí antes

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  No sé cómo envejecí antes, y llego mi juventud después, lo último a primero, y lo primero a lo último. No sé cómo hice, una cicatriz contigo, resbalando sangre nueva, fingiendo no ser aproximado. No sé cómo el ataúd de la noche, me comienza, me sustenta, casi por vencer a unos ojos, blindados de inmadurez. Vámonos cariño, vámonos, vámonos. Vámonos que a medio día, no se ingiere un atardecer, solo el fúnebre toque del sol, que se adhiere a mi pecho, con arenas del desierto. No sé cómo ver el modelaje de tus dedos extendidos en son de adiós, ya que se me brinda decirte adiós, pero no se me permite interiorizarlo. Humberto Velásquez 9/12/2013 1:27 p.m.

Cuanto tiempo es Nuestro

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¿Cuánto tiempo es nuestro?, Un día, dos días, una semana, tan inmediato que los días se irán vírgenes, apenas para sentirnos alcanzados. Un día de estos, en los que me alcance la hora, sin poder competir con ella, no seré, ni tú serás, no podre, ni tu podrás, con interés arroparme. Que puedo hacer YO, un siervo de ti, aquel que con divina justicia, no cambia el significado al verte, y las horas se me hacen pocas. Que puedo hacer YO, si las horas ocurren a su bienestar, y disfruto de su pequeño derretir, en estas noches como otras, y sus parientes. Humberto Velásquez 27-Noviembre-2013 8:18 p.m.

Mi voz

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Mi voz vuelve al mundo, como el humo de fogatas concurridas, como costumbre en los cielos de color gris, mi voz interna de letras vírgenes, mi voz inquieta que siente su grabar, en los oyentes de una tierra sin sangre. Aquella voz que toman los lectores como vino, desde mis fauces tristes o aliento felices, en la misma hora en que dejan de tocar el suelo, y sus cuerpos se diluyen en almohadas. Mi voz… Aquella que rebota de ideas, en palabras que digo a diario, que no se traspapelan en sus mentes, y existen en las edades de mi tierra. Humberto Velásquez 25/Noviembre/2013 12:35 p.m.

Sé que tú sabes

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Sé que tú sabes aliviar el día en que no estas, como sal o miel que tejen mis tinieblas, y días oscuros, y me concedes la distracción con otra pista de tus besos. Sé que tú sabes permitirme escribirte, gracias a los días que me aquejan, y los jazmines que te acuerdan. Sé que sabes mucho de mí, porque la historia no se olvida, o porque el reñir de mis textos, permanece en tu sangre diluidos en sentires. Sé que tú sabes caerte en mí, como lo hacen las rocas malignas, de los planetas heridos, caerte como una lagrima escalofriante, que hunde el peso de mi hombría. Sé que tú sabes… Ser la única, que a los lugares haces fraccionar, para permitirme entablar conversación, con mi mente jugando a las palabras. Humberto Velásquez Jiménez 18-Nov-2013 3:16 p.m.

Debía mirarte

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  Debía mirarte antes y después de las flores compradas. Debía hacerlo ya que sus ojos eran preguntas y mis miradas respuestas, sentando mis raíces, en los aposentos guiños de tus ojos. Debía mirarte en la cena de la, noche y sus velas consumidas, algunas veces guiado por sus gestos completos, y otros a escondidas. No sabría decir si sabría llegar por mi o por ti. A tu mirada, equivalente a los latidos, y a la flor que inmune amanece, sobre el pedestal de tierras perfectas. Debía mirarte como en el inicio lo hacía, justamente como aquellos días queridos, en los cuales pertenecía inmóvil a la tierra, temblando cuando tu llegabas. Humberto Velásquez 18-Nov-2013 12:58 a.m.