Debía mirarte
Debía mirarte antes y
después de las flores
compradas.
Debía hacerlo ya que sus
ojos eran preguntas
y mis miradas respuestas,
sentando mis raíces,
en los aposentos guiños de
tus ojos.
Debía mirarte en la cena de
la,
noche y sus velas
consumidas,
algunas veces guiado por sus
gestos completos,
y otros a escondidas.
No sabría decir si sabría llegar
por mi o por ti.
A tu mirada, equivalente a
los latidos,
y a la flor que inmune amanece,
sobre el pedestal de tierras
perfectas.
Debía mirarte como en el
inicio lo hacía,
justamente como aquellos días
queridos,
en los cuales pertenecía inmóvil
a la tierra,
temblando cuando tu
llegabas.
Humberto Velásquez
18-Nov-2013
12:58 a.m.
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