Hasta que Tu Cuerpo Exista



Quien hubiera creído, 
que alfabetizo ser su aposento,
y pretendo con mis manos de lana,
acabarnos en la sabana verde o blanca,
acabarnos en la cremallera final de la tierra,
hasta que su cuerpo exista. 

Iba a llamarte,
pero dejare que seas tú,
con tu propia idea esclavizada,
¡Oh! gacela atrevida en campo abierto.

Puedes venir hasta que tu cuerpo exista, 
porque así lo decide,
la vieja de la sesta, y los que están tildados,
de gorriones inmigrantes.

Una vez que tu cuerpo sea invitado,
ya sea por los caminos idénticos,
por lo dos mares que te hago engañar,
las uñas y el sudor de la banca no será más, 
que un apóstol pregonando hasta,
que tu cuerpo exista.

Humberto Velasquez
7/Nov/2013
11:18 p.m.

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