No se vive
No se vive, mientras las nubes
se despeinan,
mientras los asientos se
desvisten.
Al parecer muere la vista, y
quedan
las manos esclavas.
Muere la voz que humillo,
las tardes en el mar,
aquella que en el escote
de tu oído se apacigua.
Mueren los ojos apretados,
aquellos que trepaban las
bienvenidas.
No se vive muriendo,
dejando las llaves en el puño.
Se vive invitado,
no en la puerta que se encoje,
en la ventana virgen, cuya
virginidad
empaña los disgustos,
aclara los jazmines clásicos.
No se vive en la mujer
sepultada.
Se vive en el concierto de su
andar,
aquel que vive perdido y
resucita en mi mirar.
Humberto
Velásquez Jiménez
11-Abril-2013
7:01
p.m.
nice
ResponderEliminar