A diario me doy cuenta



No sé nada ti,
y en todas estas noches,
¿quién habría imaginado?
que yo estaría a punto de nacer,
a punto de morir,
y cuando estés donde los años se hayan ido,
¿soñarías para hacerme latir?
¿soñarías para abrazar los gestos en donde dormí?
Por mi bien sueña,
por mi bien mantén el sueño que transcurre,
en la idea que encuentres mi paradero,
si aún no lo hago conmigo.

No sé nada de ti,
y ahora que te sé al anonimato,
sería la hora precisa,
para morir por ambos,
cantar un té soñé,
custodiando la canción,
de mis adversarios.

A diario me doy cuenta,
que me haces falta,
y tu levantamiento,
y la llegada al vecindario,
me convence de ello,
a la vez me conduces,
a escarbar y aislarme,
de la pausa de hule,
a la que me he sometido.

Dame algo que me salve,
una tonalidad,
tu sueño abierto,
y esa carcajada que ronca,
similar a la de tu hermana,

A diario me doy cuenta,
que nadie si no mi propia existencia,
la pudo perder de vista,
torcer su cintura,
encendiendo las noches,
y gastando los fósforos para estrellas.

No sé nada de ti,
quizás yo te nazca en un invierno,
y tú al ver mi llavero.

Humberto Velásquez Jiménez

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