¡Hasta ahora me celebras!
Fui una sola hoguera entre incendios y
atardeceres.
De ser posible, tal vez, un beso clásico sin
caducar entre la moda actual.
Fui tu color que usaste para dibujarte tus
mejillas,
aquellas de campo desnudo, donde yo incluí
una cerca de voces.
¡Cómo has podido adjudicar a mi brillo un
tipo de antigüedad, diciendo que fui un estimado adiós!
que sin tus brazos ahora me llevas, que sin
tu pelo me guías.
¡Ahora me celebras!
Después de todo solo fui una marca débil, entonces
tu pudiste conciliar los pañuelos.
Ahora me dices: ¡gracias! Tan solo siete
letras contenidas de alfileres y lutos.
¡Ahora me celebras!
Cuando las palomas ya están agradecidas y
descansan en su balcón.
Ahora me celebras en algún sitio,
y fue la claridad de una ternura sobre
hojas
que pareció cierto, hasta ahora, lo que
fui.
¡Ya es tarde!
Para ti misma y para mi mundo entero,
para debilitar tu cuerpo, consumir los
muros de tus muslos,
y las atmosferas crecientes de algún orgasmo
consumado.
¡Ahora me celebras!
Ahora tan solo tratas de ajustar a tu
nuevo hombre,
viendo atrás como se hacía armonizar tu
andar pleno.
Humberto Velasquez Jimenez
22/Enero/2016
1:20 p.m.
Comentarios
Publicar un comentario