A mí Mismo


Me he forjado de la sombra y de las luces de estrella que atraviesan hojas.
Numerosos desgastes y miradas sin pestañeo hacen ubicar a la felicidad extrema en un lugar remoto y lleno de farsa.
Más cuantiosa y vasta seria la palidez de ojos cansados y somnolientos que detienen su mirar en lo que más importa.

Me acaricio a mí mismo.  
  Me destino y dejo de voltear a lo que caras duras sin habla hacen retrato de mala hierba.
Me escribo a mí mismo.
Encontrando una palabra en órbita, un lenguaje indiscreto, un amor sano, pulcro en el cual se verte sentimientos dignos que lloran estas letras.

Me he sentido hielo.
En los que chocas y adormeces.
Un dormir en los que el sueño quisiera ser absuelto.

Me ubico en esta tierra.
Siendo un grano más, una partícula inquieta, una nube sonriente en la que agua no evapora.

Me tomo a mí mismo.
Yendo a un dictado de flores silvestres que arden de fiebre, y acaloran sus colores siendo así; reseñas que superan el estándar de mi existencia.

A mí mismo.
  Quien no escucha.
Quien cree que esa mujer sin obras vive.
Quien hace un flirteo de palabras.
Si…a él quien permanece ante madrugadas.


Humberto Velásquez
26/04/2010
11:49 p.m. a 12:45 a.m.

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